POMPEYA EN EL S. XVIII
Estando Francisco de Miranda en Nápoles, el joven oficial decide hacer una excursión a lo largo de la costa de la bahía. Es así, como un buen día visita las excavaciones de Pompeya y Herculano, ciudades que habían sido sepultadas por la erupción del Vesubio en el año 90 AC., ruinas descubiertas poco antes.
Miranda llega a Nápoles el 26 de febrero de 1786, viaja en calesa, hasta las ruinas, para luego volver a aquella. De nuevo allí contempla las piezas de arte pompeyano que ya habían sido traídas a Nápoles. El español americano, como lo llaman algunos, escribe sus impresiones en su diario:
Me presenté en Pompeya en una calesa, acompañado de un abate romano tan intrigado como yo por la tragedia vesubiana. En Herculano tuvimos que bajar con antorchas para ver el teatro, lo único que estaba desembarazado, porque el resto lo han cubierto con la misma tierra que van sacando.
Luego de visitar las ruinas, volví a Nápoles, donde fui a ver las piezas de arte que se encontraban entre el palacio y el museo. Estaban allí los enseres y utensilios familiares, propios de vida diaria, tal como estaban en el momento de la catástrofe que los sepultaría durante dieciocho siglos: vasos, jarrones, balanzas, candelabros, lámparas, toda clase de dados para jugar, tickets de marfil para ir al teatro. Hasta un pan tostado con letras grabadas en su corteza.
Las pinturas arrancadas de los muros de Pompeya, Herculano y Stabia, estaban allí; algunas bastante buenas, como la de Teseo. Pero la mejor, a mis ojos, era una mujer en busto, con la pluma en los labios, mientras piensa para escribir. Está llena de expresión y buen gusto. Había animales, frutas, peces, muy buenos y también unas vistas campestres de gran calidad.
Entre una visita y otra a los tesoros de los museos, palacios y templos de Nápoles, también me ocupaba de obtener el pasaporte, hasta que por fin lo firmó el primer Ministro, el marqués de Caracciolo. Éste se permitió, al fin, partir al amanecer del 16 de marzo para Barletta sobre el golfo de Manfredonia. Yo iba a ese lugar a fin de embarcarme para Ragusa y proseguir viaje a Constantinopla.